martes, 15 de mayo de 2012

Colabora México en detección de pruebas de armas nucleares


Por su reconocida experiencia a nivel internacional en el monitoreo tanto de sismos como de volcanes, especialistas del Instituto de Geofísica (IGF) de la UNAM fueron invitados a colaborar en el perfeccionamiento del monitoreo de pruebas de armas nucleares que realiza la Organización del Tratado de Prohibición Completa de Ensayos Nucleares (CTBTO).
Así lo dio a conocer Lassina Zerbo, Director del Centro Internacional de Datos de dicha organización, quien informó que próximamente investigadores del IGF e investigadores de otros países latinoamericanos como Colombia, Brasil y Argentina, colaborarán con la CTBTO en la construcción de modelos de transportación en el tiempo de ondas sísmicas.
El especialista en Ciencias de la Tierra destacó que estos modelos permitirán una mejor localización del epicentro de un terremoto o, en su caso, el lugar donde se haya llevado a cabo una prueba nuclear. 
También permitirán a los científicos de la CTBTO distinguir mejor cuando las ondas de choque son producidas por un terremoto o por una explosión.
La CTBTO fue creada en 1996 con el objetivo de impulsar la firma del Tratado de Prohibición Completa de Ensayos Nucleares, el cual prohíbe las explosiones nucleares bajo la Tierra, en su superficie, en la atmósfera o bajo el agua. 
Hasta la fecha, 182 naciones han firmado el tratado y 157 lo han ratificado, entre ellas México.
Entre los objetivos de la Organización del Tratado de Prohibición Completa de Ensayos Nucleares se encuentra la construcción de un sistema de verificación y monitoreo de este tipo de pruebas en todo el mundo, que esté completamente operacional cuando el tratado entre en vigor.
Para asegurarse de que ninguna explosión nuclear se lleve a cabo sin que sea detectada, la CTBTO creó el Sistema Internacional de Monitoreo (IMS), que consiste en una red de estaciones de monitoreo de pruebas nucleares. Gerardo Suarez Reynoso actualmente investigador del Departamento de Sismología del Instituto de Geofísica, fue director del IMS y uno de los pioneros en el diseño de estas estaciones de monitoreo.
La red, que finalmente tendrá 337 estaciones alrededor del mundo, registra un avance del 85 por ciento, con 285 puntos de monitoreo ya funcionando con el estado del arte en las siguientes tecnologías: sísmica, para detectar ondas de choque bajo la tierra; hidroacústica, para detectar ondas sonoras bajo el agua; infrasonora, para monitorear ondas sonoras de baja frecuencia inaudibles para el oído humano que se generan cuando se realiza una explosión nuclear en la atmósfera, y radionuclear, para medir partículas radioactivas en la atmósfera y confirmar si se trata efectivamente de una explosión nuclear.
En México, de acuerdo con la página web del CTBT, existen 3 estaciones sísmicas de monitoreo en Baja California Sur, Oaxaca y Quintana Roo, así como una estación hidroacústica en Isla Socorro.
Los mismos equipos que se utilizan para monitorear los sismos son los que se emplean para detectar las ondas de choque que se producen durante las explosiones nucleares, es por eso que los científicos mexicanos tienen mucho que aportar al trabajo del Sistema Internacional de Monitoreo.
El doctor Lassina Zerbo comentó que el Tratado de Prohibición Completa de Ensayos Nucleares no entrará en vigor hasta que lo firmen y ratifiquen las ocho potencias nucleares faltantes: China, Egipto, India, Irán, Israel, Corea del Norte, Pakistán y los Estados Unidos. Para entonces, resaltó, la red de monitoreo debe estar completamente instalada y funcionando al cien por ciento.
La tecnología que se utiliza para el monitoreo de pruebas nucleares tiene también otras aplicaciones, por ejemplo, los modelos de propagación atmosférica desarrollados para estimar cómo se propagaría el material radiactivo en una explosión nuclear, sirvieron para predecir cómo se propagaría a nivel global el material radiactivo liberado en la explosión de la Central Nuclear de Fukushima, tras el tsunami que afectó a Japón en marzo de 2011.
Estos mismos modelos podrían servir para predecir la propagación de cenizas en la atmósfera tras una erupción volcánica y la vasta red de monitoreo del IMS podría ayudar a entender la actividad sísmica a nivel global. 
Por otro lado, la tecnología hidroacústica puede emplearse para detectar los sonidos de mamíferos marinos o de ballenas para conocer mejor sus rutas migratorias.
Lassina Zerbo visitó México en días pasados para impartir una serie de talleres en el Instituto de Geofísica sobre la labor que lleva a cabo la institución que dirige, con la finalidad de promover el intercambio científico con geofísicos y sismólogos mexicanos.
Dirección General de Divulgación de la Ciencia, UNAM
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